
Quique con sus hijos, Sol y Sebastián.
Es el productor de la novela “Dulce Amor”, uno de los grandes éxitos de Telefé, y se da el lujo de trabajar con sus hijos, Sebastián y Sol. En una charla mano a mano con Teté Coustarot, para el Semanario Democracia, habló de sus inicios y de su gran presente.
Quique Estevanez recibió a Democracia en los Estudios Pampa, los mismos que alguna vez pertenecieron a Televisa
y que, luego de años de abandono, él rescató para convertirlos en el
lugar donde sus ficciones cobran vida. Allí se graban las escenas de “Dulce amor”, una idea de Quique que se tradujo en uno de los grandes sucesos televisivos del año.
Teté Cosutarot, encargada de la entrevista, cuenta que
Estevanez se muestra siempre muy tranquilo; si uno no supiera quién es,
sería difícil pensar que es el hombre que tiene a su cargo una tira tan
exitosa y la responsabilidad de conducir a más de 150 personas.
Su historia de vida resulta muy valorable por el esfuerzo y la
dedicación con que ha emprendido cada desafío: desde sus inicios como
“busca” (según su propia definición) pasando por los tiempos en los que
tuvo un taller de chapa y pintura, hasta sus primeros pasos como actor y
finalmente su consolidación como productor teatral y televisivo. En
esta última faceta, sus hijos Sebastián, Sol y Diego cumplen un rol
fundamental, trabajando a su par con eficiencia y transformándose en los
pilares de cada proyecto.
– ¿Pensaste este 2012 como está resultando? ¿Lo soñaste así?
– Cuando dijiste “pensaste este 2012” empecé a pensar ya en 2013. Permanentemente estoy pensando en mañana, y eso a veces no te deja vivir el presente. Pero a partir del tiempo y de las cosas que a uno le van pasando, aprendés también a vivir los buenos momentos; eso es inmenso para mí. No solamente estoy contento porque nos va bien, sino porque además tengo la suerte de estar trabajando en familia, y eso es impagable.
– Cuando dijiste “pensaste este 2012” empecé a pensar ya en 2013. Permanentemente estoy pensando en mañana, y eso a veces no te deja vivir el presente. Pero a partir del tiempo y de las cosas que a uno le van pasando, aprendés también a vivir los buenos momentos; eso es inmenso para mí. No solamente estoy contento porque nos va bien, sino porque además tengo la suerte de estar trabajando en familia, y eso es impagable.
– Digamos que la familia para vos tiene un valor importantísimo, ¿no?
–Te diría que es primordial. Creo que si no estuviera en familia sería un tiro al aire.
–Te diría que es primordial. Creo que si no estuviera en familia sería un tiro al aire.
– ¿De dónde viene ese concepto tan fuerte de familia? ¿Acaso de tus padres o hermanos?
– Mi papá vino de España a los 29 años y mi mamá también era de allá pero se vino de muy chiquita. Nosotros somos cinco hermanos y nos criamos mucho en familia.
– Mi papá vino de España a los 29 años y mi mamá también era de allá pero se vino de muy chiquita. Nosotros somos cinco hermanos y nos criamos mucho en familia.
– Tu entorno quizás explica el gran apego que tenés hacia los tuyos.
– El Parque Centenario ya era una gran familia, porque dabas la vuelta por ahí y te conocías con todos. Yo vivía en una cortada; mi papá era gráfico, trabajaba en una empresa que estaba en la calle Lambaré, a dos cuadras de la escuela Manuel Solá, donde yo iba. A la mañana nos levantábamos y desayunábamos todos juntos y mi padre nos llevaba al colegio de la mano cruzando las calles. Por acompañarnos él se pasaba dos cuadras de su trabajo y después se volvía. Cuando salíamos, la aventura más grande era cruzar la calle Sarmiento solos para después encontrarnos con él en la puerta de su trabajo. Luego íbamos todos a casa y cenábamos juntos también. Cada uno tenía una tarea porque éramos muchos y mi mamá estaba sola para hacer las cosas de la casa.
– El Parque Centenario ya era una gran familia, porque dabas la vuelta por ahí y te conocías con todos. Yo vivía en una cortada; mi papá era gráfico, trabajaba en una empresa que estaba en la calle Lambaré, a dos cuadras de la escuela Manuel Solá, donde yo iba. A la mañana nos levantábamos y desayunábamos todos juntos y mi padre nos llevaba al colegio de la mano cruzando las calles. Por acompañarnos él se pasaba dos cuadras de su trabajo y después se volvía. Cuando salíamos, la aventura más grande era cruzar la calle Sarmiento solos para después encontrarnos con él en la puerta de su trabajo. Luego íbamos todos a casa y cenábamos juntos también. Cada uno tenía una tarea porque éramos muchos y mi mamá estaba sola para hacer las cosas de la casa.
– ¿La televisión cuándo llega a tu vida?
– En el 90 más o menos. Estando en Mar del Plata contraté de palabra al gordo Porcel. El estaba haciendo “La casa por la ventana”, no le iba muy bien, y le propuse preparar algo para el año siguiente. Me preguntó qué quería hacer y le comenté acerca de unas ideas que tenía; le hablé de los ratones y las gatitas de Porcel, intenté explicarle que él tenía que hacer cosas un poquitito más finas.
– En el 90 más o menos. Estando en Mar del Plata contraté de palabra al gordo Porcel. El estaba haciendo “La casa por la ventana”, no le iba muy bien, y le propuse preparar algo para el año siguiente. Me preguntó qué quería hacer y le comenté acerca de unas ideas que tenía; le hablé de los ratones y las gatitas de Porcel, intenté explicarle que él tenía que hacer cosas un poquitito más finas.
– Qué curioso lo que pasa con los ciclos. Telefé, por ejemplo, entró en uno muy importante donde encontró un camino.
– En lo personal, creo que esta novela (“Dulce Amor”) triunfó por la sinceridad, por la poca vuelta, por el humor, por la transparencia. El otro día me dijeron una frase que me encantó: “Tu novela es Disney para grandes”. Me encantó. Creo que cuadra muy bien porque no se dicen malas palabras, se cuidan los detalles, no hay escenas fuertes. Es muy familiar; puede ser vista tanto por los chicos como por los grandes. Creo que el secreto del éxito de esta novela es eso. Además, pienso que el éxito de Telefé en este momento se debe a esta apuesta por la familia.
– En lo personal, creo que esta novela (“Dulce Amor”) triunfó por la sinceridad, por la poca vuelta, por el humor, por la transparencia. El otro día me dijeron una frase que me encantó: “Tu novela es Disney para grandes”. Me encantó. Creo que cuadra muy bien porque no se dicen malas palabras, se cuidan los detalles, no hay escenas fuertes. Es muy familiar; puede ser vista tanto por los chicos como por los grandes. Creo que el secreto del éxito de esta novela es eso. Además, pienso que el éxito de Telefé en este momento se debe a esta apuesta por la familia.
Fuente: DiarioShow